En la actualidad, especialmente debido a la globalización y a los intercambios entre países, las relaciones internacionales entre empresas y particulares son cada vez más frecuentes.
En este contexto, la traducción jurídica es un recurso necesario casi de forma sistemática para las relaciones internacionales. Los contratos garantizan la seguridad jurídica de una relación, y su traducción es más que necesaria para el futuro de la relación.
Cabe resaltar que cuando una actividad establecida en Francia o en otro país se lanza al extranjero, se necesitan traducir varios documentos oficiales; los contratos celebrados entre las partes son de los primeros documentos que hay que traducir.
Para ello, hay que recurrir a traductores profesionales con la formación jurídica y lingüística pertinente que les permite desempeñar este trabajo. Hay muchos documentos, especialmente contratos, que requieren una traducción jurídica: contratos de compraventa, contratos de fusión o adquisición e incluso contratos de colaboración.
La traducción jurídica es una transposición precisa del sentido y de la forma del documento original en el idioma de destino.
¿Qué es un contrato jurídico?
Un contrato jurídico es un acuerdo voluntario entre dos o más personas para modificar, crear, transmitir o ampliar las obligaciones o situación jurídica preexistente. En este contexto, suele ser necesario traducir varios documentos con valor jurídico y, especialmente, contratos.
Es importante saber que cada contrato tiene sus particularidades. Tomemos 3 contratos como ejemplo.
En el contrato de compraventa deben identificarse obligatoriamente las partes contratantes, el precio de las prestaciones o de los productos que se vayan a comprar o a vender, información concreta sobre las prestaciones o los productos y las condiciones generales de venta.
El contrato de fusión o adquisición es una operación jurídica que consiste en transmitir el patrimonio de una sociedad a otra. La fusión o adquisición conlleva la disolución de la empresa que transmite su patrimonio, además de un intercambio de los derechos sociales.
Por último, el contrato de colaboración es un contrato comercial. Este contrato se celebra entre empresas para compartir sus recursos y conocimientos con el objetivo de alcanzar un objetivo común.
¿Cómo traducir un contrato jurídico?
Que un contrato esté bien traducido es fundamental. Es muy importante que en la traducción aparezcan todos los elementos que figuran en el documento original, y es obligatorio respetar todas las formalidades.
Los traductores deben traducir todos los elementos del contrato original en el mismo orden en el que aparecen. Retomemos uno de los contratos que hemos comentado anteriormente, el contrato de compraventa. En la traducción deben aparecer obligatoriamente las partes contratantes, y el precio e información sobre las prestaciones objeto del contrato.
Si falta algún elemento, se sanciona de manera justificada; si no figura alguna cláusula obligatoria, no tendrá ningún valor jurídico y, por tanto, no se podrá aplicar.
Traducir contratos no es sencillo, ya que contienen muchos términos jurídicos que deben traducirse lo más fielmente posible a la realidad del documento origen. El principal objetivo al traducir contratos es mantenerse fiel al contenido del contrato origen para evitar cualquier posible litigio.
Para ello, los traductores deben tener en cuenta todas las particularidades del ámbito jurídico, así como las diferentes formalidades inherentes a la traducción de contratos. En las traducciones jurídicas, los traductores deben asegurarse de que emplean los términos correctos. Además, deben encontrar la forma adecuada de nombrar a los organismos jurídicos del país del documento de origen cuando estos no existen o no tienen la misma estructura en el país del idioma para el que se traduce el documento.
Por todo esto, es fundamental tener en cuenta las características del ámbito jurídico para el que se traducen los contratos. Los traductores que traducen contratos jurídicos deben ser especialistas en el idioma y en el sistema jurídico para el que traducen.
Cuando se establece y desarrolla una relación internacional, es preciso traducir mucha información legal. Cada país tiene su propio sistema jurídico, y los traductores deben saber adaptar la traducción al idioma y a la jurisprudencia del país meta, así como asegurarse de encontrar la equivalencia entre los organismos y los sistemas jurídicos de ambos países.
Sin embargo, para que la traducción de un contrato sea buena no solo es necesario saber interpretar los términos y las expresiones jurídicas que aparecen en el contrato, pues los traductores también deben saber adaptar perfectamente la sintaxis, la gramática y los giros que se emplean en el contrato origen. Se trata de trasladar el sistema jurídico del país de origen al sistema jurídico del país meta, por lo que las traducciones literales no son útiles en este contexto.
También es fundamental que los traductores sean lo más fieles posible a los documentos de origen. En este sentido, es necesario respetar la maquetación al traducir los contratos, ya que ayuda a las partes a encontrar la información con facilidad.
Los traductores deben utilizar el estilo de redacción típico de los contratos, el cual sigue unas reglas predefinidas por la terminología y la sintaxis jurídica en cada idioma.
Hay que realizar una traducción lo más fiel posible del contrato de origen y, para ello, los traductores tienen que seguir varios pasos:
- lectura y comprensión del contrato de origen;
- análisis preciso de las condiciones del contrato;
- posibles búsquedas sobre el sistema jurídico del país de origen y del país meta;
- uso de las herramientas necesarias para traducir;
- adaptación de los organismos jurídicos del país de origen al país meta;
- traducción del contrato jurídico al idioma del país meta;
- relectura, corrección y entrega de la traducción.
La importancia de recurrir a un traductor especializado
Traducir contratos es un trabajo muy exigente. Los contratos son una herramienta jurídica, y los traductores deben tener un buen conocimiento de las particularidades inherentes a estos documentos. Para traducir contratos hay que manejar conocimientos jurídicos, culturales y lingüísticos. La traducción de contratos supone adaptar el texto a una terminología específica y a las particularidades culturales y jurídicas del país meta.
La traducción de contratos puede ser simple o jurada o, lo que es lo mismo, jurídica u oficial. Cada una tiene un alcance diferente, y hay que saber a qué traductor recurrir según el objetivo que tenga la traducción.
Las traducciones simples son más rápidas y económicas, por lo que lo más sensato es optar por estas siempre que sea posible. No obstante, a veces es necesario que las traducciones sean juradas, es decir, que tengan validez legal; suele ser el caso de los documentos de ciertas sociedades: extractos K-bis, acuerdos, contratos de fusión o adquisición, contratos de colaboración, etc.
Es importante buscar a un traductor que cuente con la formación adecuada para traducir adecuadamente y de forma jurídicamente correcta los contratos. Según el uso que se le vaya a dar al contrato traducido, se necesitará una traducción simple —que puede realizar cualquier traductor especializado en el derecho y el ámbito legal—, o una traducción jurada —que debe realizar un traductor acreditado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación o el organismo que corresponda en cada país—.
Las traducciones de estos documentos son complejas e importantes, por eso es fundamental no tomárselas a la ligera; si hay algún error, los documentos traducidos carecerán de cualquier valor legal.
En conclusión…
Es importante tener en cuenta que para traducir ciertos documentos se requiere la traducción jurada, sobre todo para los que van dirigidos a organismos extranjeros. Las traducciones juradas son más largas y tienen un coste mayor que las traducciones simples debido a las formalidades que conllevan.
Para saber qué tipo de traducción se necesita en cada caso, hay que tener en cuenta para quién es la traducción; solo así se puede valorar correctamente si hacer una traducción jurídica simple o una traducción jurada.